sábado, 26 de abril de 2014

Madrid: Un pediatra deja su puesto porque le obligan a atender a un niño cada 5 minuto

2014-04-26
Cinco minutos, ni uno más. Ese es el tiempo que tenía Enrique para atender a sus pacientes en la consulta de un Centro de Salud de la Comunidad de Madrid. Una presión por atender a un número de pacientes determinados al día que le ha hecho presentar su dimisión.
“Me parece muy importante”, explica por teléfono, “la relación que se establece entre médico-paciente, además tal y como la promulgan los códigos deontológicos”. A su juicio, la forma de trabajar de la Sanidad madrileña no permite eso. “Son cinco minutos por paciente, hay que solucionar la demanda de las personas, que en el caso de los niños es muy compleja”, denuncia.
Su manera de ejercer la medicina le ha traído más de un problema con tal solo 34 años. De hecho, la dirección del centro le llamó en tres ocasiones para avisarle de que no cumplía con los plazos establecidos. Él se defiende: “Trabajo al ritmo que tengo que trabajar, por la salud de mis pacientes, y lo que quiero dejar bien claro es que hacen falta más de cinco minutos para atender con calidad humana y científica a alguien”. “En definitiva”, explica, “reivindico una atención sanitaria de calidad”.
Enrique explica su forma de proceder: “Hay que escuchar sus problemas, interrogarle para obtener información importante sobre dicho problema o sobre antecedentes que puedan ser de relevancia, explorar a un niño que a menudo no colabora, realizar un diagnóstico diferencial, un diagnóstico provisional y diseñar un plan de actuación”. A continuación, debe hacer que el paciente entienda el tratamiento, de forma que entienda la posible evolución natural de su proceso, los pros y los contras de tratamientos y resolver sus dudas.
En las cinco horas que Enrique estaba en consulta, podía llegar a ver a casi medio centenar de niños y niñas al día. Su agenda diaria consistía en atender, cada cinco minutos, a pacientes a demanda, además tenía cuatro pares de huecos de 10 minutos cada uno, para consultas concertadas y revisiones de niños sanos, a los que se añaden los pacientes sin cita que lo soliciten.
“El resultado”, explica el pediatra, “es que hay una mayoría de profesionales que trabajan como si fueran peones de una cadena de montaje, echando literalmente de las consultas a sus pacientes para poder ajustarse a las agendas”. A la vez, “hay una minoría, entre la que me incluyo, que somos incapaces de dar ese tipo de atención y que luchamos por que la asistencia sanitaria siga siendo un acto humano y de la máxima calidad científica y técnica posible”.
Enrique ha decidido hacer pública su renuncia a través de la web de laCoordinadora Antiprivatización de la Sanidad. Allí ha denunciado que “lasinaceptables condiciones de la asistencia y el estrés laboral en que me he visto sumido me han llevado a presentar mi renuncia al cargo a pesar de los ruegos de muchos de mis pacientes para que siga siendo el pediatra de sus hijos”.
Su forma de concebir la atención sanitaria generaba demoras en la sala de espera. Él se defiende asegurando que pediatra de Atención Primaria es una especialidad en la que “es necesario conocer a las familias y ahí,  tal y como recomiendan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene mucha importancia la relación médico y paciente”.
Las sociedades científicas exigen “al menos” diez minutos para las consultas en Atención Primaria. Unas reivindicaciones que no se han visto atendidas y que incluso se han abandonado con los recortes sanitarios. Desde la plataforma ’10 Minutos’ denuncian que en los últimos cinco años se ha aumentado más de un 30% la presión asistencial y se ha ido recortando en personal. De hecho, ofrecen un dato: los médicos españoles tienen un 40% más de visitas que sus compañeros europeos y son los que menos tiempo dedican al paciente por consulta.

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